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¿Por qué las personas con demencia no quieren comer?

Antes de comenzar, es necesario saber que, para poder intervenir sobre esa conducta en profundidad y de manera exhaustiva, se necesitaría recabar más información para elaborar un buen plan de modificación de conducta (antecedentes, reforzadores, estado de ánimo, disfagia, dieta túrmix, variables que puedan estar influyendo, consecuencias, cómo actúa el familiar, qué dice o cómo se comporta la persona con demencia…).

Trabajando sobre la premisa: “negativa a comer”. ¿Por qué las personas con demencia no quieren comer? 

Lo primero, deberíamos saber la causa de por qué no quiere comer. Te ofrezco varias causas, aunque, por desconocer el estado de la persona con demencia, algunas pueden no corresponderse:

  • Efecto secundario de alguna medicación: molestias digestivas o pérdida de apetito
  • Dolor físico: muscular, articular
  • Estado de ánimo: depresión, ansiedad que le provoca menos ganas de comer
  • Problemas bucales: no tener piezas dentales, inflamación de encías, llagas…
  • Cambios en las costumbres de las ingestas: cambios del lugar de residencia, tipo de alimentos diferentes, cocinado diferente…
  • Déficit sensorial: disminución de olfato, gusto y vista. Estos sentidos son clave para la apetencia del alimento
  • No reconocer los alimentos o los utensilios relacionados: en demencias es común que vayan perdiendo progresivamente la capacidad de reconocer los objetos. Tal vez no identifique adecuadamente los elementos acompañantes (cubiertos, servilleta, etc.) y la forma de usarlos.
  • Bajo nivel de actividad física: es fácil que disminuya su sensación de hambre.
  • Dificultades de comunicación: puede tener problemas para comunicar lo que realmente le está ocurriendo y puede que no sea capaz de transmitir por medios convencionales su sensación de hambre o de falta de ella, o de que esa comida no es de su agrado. Recordemos que la conducta suele ser una forma de comunicación.
  • Problemas de deglución: en fases avanzadas de una demencia aparecen también problemas para tragar adecuadamente los alimentos, por eso es necesario realizar cambios en la forma de presentación de los alimentos (cambios en la textura, triturados, líquidos con espesante).

Pautas generales para motivar la ingesta:

  • No preguntes. Si preguntas si quiere comer, le estás dando la oportunidad de decir que no. Es posible que haya olvidado que es la hora de la comida. En lugar de preguntar, prueba con frases del estilo: “Hora de comer”, o “vamos a comer ya.

 

  • Sin distracciones: Ambiente de silencio y tranquilidad, sin excesivo ruido ni distracciones en el momento de comer para que pueda concentrarse en la comida. Evita cualquier distracción en el ambiente que pueda apartar la atención de la comida. Apaga la televisión o la radio, y asegúrate de que la iluminación sea suficiente.

 

  • Momento agradable: hacer de la comida un momento agradable. Que participe a la hora de cocinar, poner la mesa… involucrarle en el proceso de preparación puede despertar su apetito, aparte de estimular su actividad cerebral. Recuerda que si asocia este momento a recuerdos negativos es muy posible que lo rechace constantemente. Además, el aroma de la cocina puede estimular su apetito. Puede resultar útil acercarle los alimentos para que los huela o los pueda probar, mientras le explicamos qué es.

 

  • Rutina: establecer horarios, sentarse a la mesa a la misma hora (aunque no quiera comer), comer en el mismo lugar de la casa.

 

  • Actitud: serena y positiva, sin dar órdenes

 

  • Reforzar: utilizar reforzadores positivos cada vez que ingiera algo (ofrecerle algo que le gusta o si no, beso, caricia, abrazo…)

 

  • Comer acompañada: comer es una experiencia social. Si ve al familiar comiendo, puede querer unirse a la actividad. También le estás ofreciendo pistas sobre qué debe hacer para comer, así le servirías de modelo.

 

  • Limitar las opciones: presentar en un mismo plato cantidad reducida del primero y el segundo. Se trata de no sobrecargar el plato con demasiada comida. En esta línea puedes probar con más comidas y menos cantidad, porciones pequeñas y regulares a menudo funcionan mejor. Comidas frugales más frecuentes puede ser más fáciles de digerir que comidas copiosas. Incluso, en casos graves, si  está despierta durante la noche, una merienda nocturna puede ser una alternativa.

 

  • Diferentes texturas: aún con demencia avanzada, las personas reaccionan a la comida en la boca. Puede tener preferencia por alimentos fríos o calientes, dulces o salados… Prueba diferentes tipos de alimentos, por ejemplo, batidos, zumos o licuados. Si tiene dificultades para masticar o tragar, prueba primero con alimentos naturalmente suaves, como huevos o compota de frutas, antes de considerar los alimentos en puré.

 

  • Prepara tiempo suficiente para la comida: Es importante que no se sienta presionada. Las personas con demencia responden al tono de voz y a la comunicación no verbal. Utiliza un tono pausado y trata de transmitir calma durante todo el proceso.

 

  • Experimenta con nuevas ayudas: vasos adaptados, platos de colores, pueden ayudar a asociar a las personas con demencia colores con sabores o alimentos preferidos, puedes presentar también los platos de forma atractiva.

 

  • Paso a paso: descompón el acto de comer en tareas más simples, específicas y dándole una cada vez: “Levanta el tenedor. Coge un poco de comida con el tenedor. Llévatelo a la boca. Mastica la comida. Trágala.” En casos graves, permítele comer con las manos, por ejemplo, presentando los alimentos troceados de forma que le resulte fácil cogerlos.

 

  • No culpabilizar:  si no podemos conseguir situaciones tensas que no ayudan a mejorar el apetito.

 

  • Cierto nivel de actividad física: ejercicio, bailando o paseando, para favorecer un aumento del apetito.

Si quieres ampliar información o solicitar asesoramiento sobre cómo manejar la negativa a comer de las personas con demencia, no dudes en ponerte en contacto en mi consulta de Psicología | Neuropsicología en Logroño, La Rioja.