Derechos de los cuidadores de personas dependientes
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Antes de hablar de los derechos de los cuidadores de personas dependientes, es importante mencionar que cuidarnos significa aprender a dosificar nuestro esfuerzo, saber expresar lo que sentimos, poder desahogar la tensión emocional, preservar tiempo para nosotros, saber pedir y recibir ayuda. En definitiva, estar preparados para que la enfermedad no agote nuestras reservas físicas y emocionales.
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Los enfermos, sea el marido, madre, tía, hermano, ya no actúan como antes, los roles familiares cambian. Estos cambios provocan sentimientos dolorosos, de impotencia, de vacío y de soledad. Se siente un gran vacío entre las demandas y los recursos de los que se dispone.
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Luego aparece el sobresfuerzo por los cuidados, que ocasiona estrés, cansancio, irritabilidad y ansiedad y se empieza a perder el control. Para, finalmente existir un distanciamiento emocional y social. El cuidador se aísla y las relaciones personales se deterioran.
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Para evitar llegar a este punto, os escribo los derechos de los cuidadores de personas dependientes. Una serie de puntos a tener en cuenta de cara al autocuidado de los cuidadores:
- Tengo derecho a dedicarme tiempo y hacer actividades para mí misma, sin sentimientos de culpa
- Tengo derecho a experimentar sentimientos desagradables por ver enfermo o estar perdiendo a mi familiar
- Tengo derecho a pedir ayuda y a que los demás me ayuden: familia, amigos, conocidos, voluntarios (pero tengo que aceptar su derecho a decir no)
- Tengo derecho a resolver por mí misma aquello de lo que sea capaz y el derecho a preguntar sobre aquello que no comprenda
- Tengo derecho a buscar soluciones que se ajusten razonablemente a mis necesidades y a las de mi familiar
- Tengo derecho a ser tratados con dignidad y respeto por aquellos a quienes solicito consejo y ayuda
- Tengo derecho a cometer errores y ser disculpada por ello
- Tengo derecho a ser reconocida como miembro valioso y fundamental de mi familia incluso cuando nuestros puntos de vista sean distintos
- Tengo derecho a quererme a mí misma y a admitir que hago lo que es humanamente posible
- Tengo derecho a aprender y a disponer del tiempo necesario para aprenderlo
- Tengo derecho a admitir y expresar mis sentimientos
- Tengo derecho a decir no, ante las demandas excesivas, inapropiadas o poco realistas
- Tengo derecho a seguir con mi propia vida
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Hacernos cargo de lo que sentimos y facilitar su expresión, impedirá que las emociones nos arrollen.
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Si te resulta difícil tenerlos en cuenta o los das por imposible, puedes ponerte en contacto en mi consulta de Psicología | Neuropsicología en Logroño – Nájera, La Rioja.