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¿Cómo reconocemos las emociones en los demás?

Comprender, expresar y manejar las emociones son procesos complejos que se llevan a cabo gracias al procesamiento emocional.

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Un elemento clave para el desempeño socioemocional es la habilidad para inferir con precisión las emociones de los otros. Gracias a esta habilidad se recoge información sobre el significado de sus reacciones y ésta es vital en las interacciones sociales.  Las expresiones emocionales faciales son un aspecto fundamental que caracterizan a todos los grupos humanos, siendo un fenotipo conductual que identifica a nuestra especie (Fernández, Dufey & Mourgues, 2007).

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Citando a Adolphs (2002), el reconocimiento de las emociones faciales se realiza mediante tres estrategias.  En primer lugar, percibimos las características geométricas del rostro y las características elementales como la edad o el género, gracias a la actuación de la corteza visual.  En segundo lugar, en la fase de reconocimiento, se analizarían los rasgos faciales, como los ojos o la boca, que dan  información sobre una emoción.  Esta información obtenida del rostro se integra con información almacenada en la memoria, gracias a la activación de distintas áreas corticales.  Por último, gracias a la activación de diferentes zonas de la corteza motora se identifican las emociones faciales, es decir, se conoce el estado emocional de la persona a la que estamos observando.

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Ekman y Friesen (1971) demostraron que las seis emociones básicas (alegría, tristeza, ira, miedo, sorpresa y asco) son reconocidas facialmente a nivel universal.  Una emoción básica es innata más que adquirida, surgen en las mismas circunstancias de manera universal, se expresan de manera exclusiva, distintiva y evocan un patrón de respuesta fisiológicamente distintivo (Ekman & Davidson, 1994).

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A partir de esto, Baron-Cohen, Wheelwright y Jolliffe (1997) investigaron si se podían reconocer no solo las emociones simples (Ekman & Friesen ,1971), sino también las complejas (vergüenza, culpa, amenaza, arrepentimiento, desconfianza…) a partir de la expresión facial. Encontró evidencia favorable (Baron-Cohen, 1996).

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Además confirmó la existencia de un lenguaje de los ojos y los experimentos llevados a cabo para tal fin (Baron-Cohen, Wheelwright, & Jolliffe, 1997) demuestran que existe un canal de comunicación no verbal por esa vía, que corresponde a lo que previamente llamó “lenguaje de los ojos” (Baron-Cohen, 1997).

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Las emociones expresadas en un contexto social sirven como funciones informativas y de advertencia (Ekman, 1993; Schwartz & Clore, 1983).  Así, las expresiones emocionales ayudan a aprender las creencias e intenciones de comportamiento de los demás y, en consecuencia, a coordinar las interacciones sociales, es decir, supone una habilidad de teoría de la mente.

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Baron-Cohen, Leslie y Firth (1985), sugieren que el déficit en la sensibilidad hacia las expresiones emocionales faciales en las interacciones sociales está relacionado con la inhabilidad individual para percibir y razonar sobre los estados mentales, pensamientos y sentimientos de los otros.  De hecho, los daños pueden ser vistos como una consecuencia de un déficit en el entendimiento de  los estados mentales (Leslie & Firth, 1987).

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Referencias bibliográficas:

  • Adolphs, R. (2002). Recognizing emotion from facial expressions: Psychological and neurological mechanisms. Behavioral and Cognitive Neuroscience Reviews, 1(1), 21-62. doi: 10.3758/bf03206544
  • Baron-Cohen, S. (1996).Reading the mind in the face: A cross-cultural and developmental study. Visual Cognition, 3(1), 39-60. doi: 10.1080/713756728
  • Baron-Cohen, S. (1997).Mindblindness: An essay on autism and theory of mind. MIT press.
  • Baron-Cohen, S., Leslie, A. M., & Frith, U. (1985). Does the autistic child have a “theory of mind”?.Cognition, 21(1), 37-46. doi: 10.1016/0010-0277(85)90022-8
  • Baron-Cohen, S., Wheelwright, S., & Jolliffe, A. T. (1997). Is there a» language of the eyes»? Evidence from normal adults, and adults with autism or Asperger syndrome. Visual Cognition, 4(3), 311-331. doi: 10.1080/713756761
  • Ekman, P. (1993). Facial expression and emotion. American Psychologist, 48, 384-392. doi: 10.1037/0003-066X.48.4.384
  • Ekman, P., & Davidson, R. J. (1994). The nature of emotion: fundamental questions. Oxford University Press, 20-24.
  • Ekman, P., & Friesen, W.V. (1971). Constants across cultures in the face and emotion. Journal of Personality and Social Psychology, 17(2), 124. doi: 10.1037/h0030377
  • Fernández, A. M., Dufey, M., & Mourges, C. (2007). Expresión y reconocimiento de emociones: un punto de encuentro entre evolución, psicofisiología y neurociencias. Revista Chilena de Neuropsicología, 2, 8-20. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/1793/179317882002.pdf
  • Leslie, A. M., & Frith, U. (1987). Metarepresentation and autism: how not to lose one’s marbles. doi: 10.1016/S0010-0277(87)80014-8
  • Schwartz, N., & Clore, G. L. (1983).Mood, misattribution and judgements of well-being: informative and directive functions of affective states. Journal of Personality and Social Psychology, 45, 513-523. doi: 10.1037/0022-3514.45.3.513